Mª Ángeles Sanchez Herrera
[Fragmento del relato]
Cuando reflexiono acerca de mi vida, no puedo más que reconocer que sin la ayuda de mis seres queridos me hubiera resultado mucho más difícil salir del pozo profundo en el que me encontraba hace un año, cuando perdí al compañero de mi vida, a la persona que más quería en este mundo y que me hizo tan feliz.
Pero he descubierto que todos tenemos motivos para celebrar la vida y que, aunque en un principio no seamos capaces de luchar por nosotros mismos, siempre podemos encontrar en nuestro interior motivos para levantarnos cada día, personas que nos necesitan y a quienes tenemos mucho que dar. Y en ese dar encontramos la felicidad, nos encontramos a nosotros mismos y comprendemos el sentido de la vida.
Siempre hay personas a nuestro alrededor por quienes merece la pena hacer el esfuerzo para sobreponernos a las adversidades. Mi madre me dijo: “en esta vida no podemos aferrarnos a nada, porque nada es para siempre”. Ya nadie me puede devolver a Ricardo y yo he aprendido a vivir en su ausencia, entregando cada día lo mejor de mí a quienes me rodean y viendo a mis hijos crecer como siempre habíamos deseado. Por algún motivo yo estoy viva y tengo que dar gracias cada día por ello.