Compiladores de El duelo

Mª Carmen Rodríguez Matute

 

Epílogo

Es verdad que no todo el mundo vive el duelo de la misma manera, lo hemos visto en la lectura de estos relatos. Sin embargo todos coinciden en el modo de llegar al resultado perseguido: que la vida debe continuar; que es lo que querrían nuestros seres queridos; que debemos hacerlo por ellos; que no tiene sentido enroscarse en la tristeza y el dolor; que sus recuerdos estarán siempre presentes entre nosotros… Y es así. ¿Qué sentido tendría el regalarnos tanta crueldad después de que hayamos perdido una parte de lo que ha integrado nuestra vida? No lo tiene. Y hay que seguir mirando hacia delante, pero con más elegancia si cabe. Porque una muerte merece un cambio, se lo debemos a la persona que ha decidido recorrer el otro camino por nosotros.

Ninguna muerte debe ser en balde.

Por eso, este libro nos enseña, en sus palabras, que debemos procurar ser un ejemplo brillante para los demás; y debemos descubrir cómo nos animan estas historias a evitar lo mundano y no aceptar lo inaceptable. Convirtiendo cada momento de nuestra vida en una efusión de amor constante, intentando llevar calma y armonía a todos aquellos con cuyas vidas estamos relacionados.

Manuel Salgado Fernández 

 

La mirada del psicólogo

Debemos entender que el duelo es una reacción del ser humano ante la pérdida de una persona allegada, formando parte desde nuestro existir en este mundo. No obstante, es posible que el hecho de que la Humanidad haya evolucionado y con ello el contacto entre personas, haya favorecido que se desarrollen procesos de duelos más a menudo y con más carga emocional.

Desconocemos datos de hace siglos, pero sí se sabe que hoy por hoy –recogido en diferentes estadísticas- en las consultas de atención primaria casi el 25% de las personas que acuden aquejadas de problemas psicológicos tienen en la base un duelo, ya sea o no patológico.

Esto nos lleva a pensar que este proceso es lo bastante importante como para que se le prestara más atención, para que se abordara desde nuestra infancia, reflexionando sobre la pérdida, la soledad, el más allá y el más acá, siempre desde la limitación que nos genera departir sobre aquello que no se conoce de manera fidedigna.

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