Dolores Fernández Gordillo
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[Vivencia de una enfermera]
Percibí lo insignificante que somos ante el entramado caprichoso de la salud, y lo importante que se vuelve intentar conservarla en buen estado; como, de buenas a primeras, te abofetea la existencia, sin avisar, situándote delante de la más cruel realidad.
Ella no lo sabía aún, pero estaba diagnosticada de una rigurosa enfermedad que le acompañaría de la mano el resto de su vida. Estábamos delante de ella y de su marido, el médico especialista en Nefrología y yo, como su enfermera, cuando le comunicamos la inesperada noticia.
El sentimiento que nos transmitió Natalia cuando recibió el diagnóstico de su enfermedad fue desolador. Ahora sé, después de tres años de experiencia, que la mayoría de los pacientes llevan a cabo, involuntariamente, una desconexión de la realidad y niegan la evidencia. Así reaccionó Natalia, con negación, era normal, se trataba de su salud y de, tan solo, un gran acto de defensa temporal …