“Mujeres y Madres”

Susana Herrera Márquez

 

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[Fragmento del prólogo]

Prefería no pensarlo, pero cuando las cosas comienzan a encajar, es porque van surgiendo respuestas a los múltiples interrogantes que tenemos. Interrogantes que nunca me hubiese planteado, si mi vida no hubiese dado un giro de 180 grados sin previo aviso.

Pero sucedió, y ante situaciones adversas, dicen que nunca estamos preparados, aunque a mi humilde parecer, lo estamos en tanto en cuanto, vamos viviendo la vida, para saber responder a ella misma…

Os parecerá una introducción de locos, y es que me considero que lo estoy. A Dios gracias…

Y lo digo siempre, y no me canso de repetirlo: “La manera de vivir la vida, es la manera de vivir la muerte”. Desde que nací, mi familia me enseñó el gran valor de la Vida. Mis abuelos, mis padres, fueron sembrando la importancia de estar vivos, y de estar sanos, y cómo cada mañana lo teníamos que celebrar y agradecer por abrir los ojos un día más. Esa Vida que se nos ha regalado, y que tenemos el privilegio de poder experimentar cada mañana.

No es una casualidad que empiece por aquí y os cuente esto, en estos tiempos que nos ha tocado vivir, donde se interroga tanto el valor de la familia, y sobre todo se cuestiona, si existen valores a nuestro alrededor. Creo firmemente que sí, esos valores existen y se palpan, aunque a simple vista no los veamos, pero todo aquello que se siembra, no cae en tierra estéril, y antes o después, sale a flote dando sus frutos. A veces, en momentos insospechados, como me sucedió a mí un 21 de enero.

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