Década quinta (1961-1971)

Mª Carmen Castillo Crespo

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[Fragmento del relato I]

¡Cuántos recuerdos me vienen hoy a la memoria! Quizás sea porque es mi cumpleaños y llevo varios días pensando que ya soy bastante mayor, voy a cumplir cincuenta. ¡Cómo pasa el tiempo! ¡Cuántas cosas he vivido, y he sufrido en estos cincuenta años! Parece que fue ayer cuando tuve a José y ya es casi un hombrecito. ¡Qué pena siento al ver que su padre no puede ver cómo han crecido sus hijos, con lo que él los quería! Aún mayor es mi pena al recordar que ni siquiera llegó a saber que tuvo dos hijos más, Ana y Damián, mis mellizos. Ellos nacieron siete meses después de morir Jesús, hace ya de eso ocho años… ¡Los ocho años más duros de mi vida!

No sé cómo he podido sacar adelante a mis cuatro hijos. Siempre he sabido que Jesús desde el cielo me daba la fuerza necesaria, y me ayudaba cuando no había nada que llevar a la mesa. Él creía mucho en Dios, y yo empecé a frecuentar la iglesia, otra vez, después de reencontrarlo de nuevo en mi vida. Él me enseñó que Dios no quiere nada malo para nosotros, y que si las cosas pasan es por algo.

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Década octava (1991-2001)

[Fragmento del relato II]

Me alegra poder soplar, de nuevo hoy, las velas de la tarta de cumpleaños junto a mi hermana Mercedes. ¡Qué suerte tengo de contar todavía con ella!

Sí, digo bien, porque es como un milagro. Hace cinco años le dio un infarto. Pensé que no lo iba a superar. La encontró Liliana, la chica del servicio. Ella había entrado, como cada mañana, para arreglar su habitación y al hallarla en el suelo no supo qué hacer. Me llamó gritando, y cuando la hallé inconsciente, sobre la alfombra, me quise morir. No podía ser que mi hermana gemela se apagara, todavía no, no podría soportarlo; ahora que estábamos tan unidas, viviendo juntas, saliendo y entrando cuando queríamos. No podía ser.

Recuerdo su imagen tirada en el suelo, con la cara pálida y los ojos cerrados. Le dije a Liliana que llamara a urgencias y a mis hijos. Ella salió corriendo y en poco tiempo se llenó la casa de gente. La trasladaron al hospital y mi hijo Antonio me acompañó para estar cerca de ella.

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