Irene Lebrón Fernández
[Fragmento del relato]
Al principio de tener conocimiento de mi estado de gestación estaba muy asustada, me parecía una locura; con los momentos tan difíciles que estamos pasando, ¿en qué clase de mundo iba a nacer mi pequeño? Tras muchas noches sin dormir se me fueron, lentamente, aclarando las dudas y me llené de optimismo al pensar que mi hijo/a formaría parte de ese futuro que tantos queremos transformar, en mi mano está educarlo en valores como la empatía, el respeto y la perseverancia para hacerlo. Los niños de esta nueva generación que está brotando, son los únicos que pueden dar color y esperanza a esta tierra que se está volviendo desoladamente gris.
Entender que voy a ser madre ha revelado la parte más optimista que llevaba mucho tiempo encerrada en mí; me ha proporcionado la energía necesaria para aportar mi pequeño granito de arena e intentar que las cosas mejoren, haciendo de este entorno, que me rodea, un lugar más agradable para que mi hijo crezca orgulloso.