Mi abuela

Jacobo Canady Salgado

 

[Fragmento de relato]

Después de todo, creo que puedo considerarme una persona afortunada, porque hasta la muerte de mi abuela las únicas pérdidas de seres queridos que había experimentado habían sido las rupturas con mis parejas.

Cuando se produce una de estas rupturas los momentos más dolorosos, al menos en mi caso, son aquellos en los que deberías estar con esa persona o en los que piensas qué harás cuando la veas, y te das cuenta de que ya no está.

Así me han sucedido o he visto cosas que me han hecho pensar en su reacción cuando la viera o la llamara para contárselo. Seguramente le divertirían o le sorprenderían. Pero de repente te das cuenta de que no, de que ni la verás, ni la llamarás, ni te llamará, y es cuando viene la sensación de pérdida. Cuando notas el vacío en tu vida, que falta algo y ya nada es como antes. Pero en el fondo sabes que esa sensación pasará, que todo es cuestión de días, semanas o meses. Tarde o temprano llegará otra persona que llenará ese vacío y todo volverá a comenzar.

Pero una muerte es algo completamente distinto.

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