Vetas de luto

José Ruiz Muñoz

 

[Fragmento del relato]

Se llamaba Sara y he vivido y disfrutado con ella 15 años, prácticamente la mitad de mi vida. No puedo hablar de mí ningún comentario, ninguna experiencia, ninguna batallita sin que salga ella. Todo lo que soy, tiene su sello, le debo mucho. Ha sido una persona especial, supongo que todo el mundo piensa igual de su pareja, pero en mi caso fue muy hermoso, llegó a mi vida como una vendedora de enciclopedias, llamando a la puerta de mi corazón, con su simpatía, su belleza interior y exterior, metió en bolsas de basuras todo lo que me tenía cohibido: mis complejos, mis rarezas, mi timidez, mis paranoias, todo lo que entristecía y amargaba mi adolescencia, y las tiró al contenedor del olvido, llenando los huecos que dejó libres con su alegría, su luz, sus ganas de vivir, de diversión y sobre todo de cariño, de dulzura, de bienestar…, de amor, de todo el amor que poseía y que compartió conmigo igual que yo hice con ella.

¡Qué bonita fue nuestra relación!, tuvimos momentos mejores y peores, pero siempre reinó la felicidad por encima de todo. No solo fue mi pareja, fue mi amiga, mi hermana, mi madre, mi consejera, la directora de mi vida. Y hablo en pasado, porque precisamente hoy, si hoy, desgraciadamente, hace un año que se marchó de mi vida, de la de su familia, de la de sus amigos, sus vecinos, de la vida de todo el que la conocía. Si, hoy hace un año que Sara falleció en un trágico accidente.

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